6 de febrero de 2017

V Premio Literario Internacional Indipendente In memoria di Italo Svevo


Sonia Díaz Corrales

(Cuba/España)


El puente de los elefantes

 En la Cuba de finales de siglo, respira la dialéctica de dos gemelas sin nombre nacidas en un pueblo de campo, que el tiempo de la vida empujará a diferenciarse y el tiempo de la muerte volverá a unir. Una se pintará el pelo de negro, la otra se hará rubia; una estudiará Economía, la otra Literatura; una se casará con un vecino y se quedará en su pueblo, convirtiéndose en la narradora de esta historia, la otra (la hermana) se casará con un foráneo y partirá para La Habana, convirtiéndose sin saberlo en la protagonista. Punto de fuga es el matrimonio de ésta que, ocurrido en “un día cualquiera”, marcará el inicio de una historia particular al mismo tiempo que universal, donde todo sucede bajo la ley alienante “de un demente ir y venir […], una marcha de faquir sobre puntiagudos vidrios”.
Todo sucede, de hecho, a lo largo de los 300 km de la Autopista Nacional que corren entre el pueblo de las dos mujeres y La Habana - o, mejor dicho, entre el puente de Neiva, cerca de aquel pueblo, y el puente de los anillos, punto de conexión para entrar a la capital - que la hermana, abandonada por el marido y convertida por necesidad en contrabandista, recorre en el uno y en el otro sentido, acompañada por su hijo y rodeada por transeúntes como ella: sin nombre, sin rasgos, sin más certezas que la de pertenecer a ese incesante ir y venir. Suspendidos entre realidad e imaginación, animados por una irreductible ambivalencia, los puentes que puntúan la Autopista Nacional (e idealmente todos los puentes del mundo) son más que puentes: cada uno de ellos es “el Alfa y la Omega, el principio y el fin de cualquier existencia, de cualquier historia”. Es así como los puentes se convierten en los únicos significantes estables en el mapa de un mundo que nunca descansa, símbolo a la vez de deseadas reunificaciones y de una esperanza tan difícil de cultivar sobre el asfalto candente - pero también motivo de angustia, porque siempre pueden ocultar aquellos otros títeres de la Historia que son los azules (policía), esclavos del mismo ir y venir cuyo sentido suena tan falso como el eslógan que se asoma desde el puente de Pedro Pi, A la unidad debemos lo que somos. (A propósito de símbolos, sorprende que no haya un puente precisamente entre las dos hermanas: distantes pero al mismo tiempo unidas en un regressus ad uterum que quizás es el verdadero motor de toda la historia, más allá y más arriba de aquel “demente ir y venir”.)
Con su estilo conscientemente realista y magistralmente poético, Sonia Díaz Corrales muestra un mundo real y fantástico al mismo tiempo, donde el valor - “que algunas veces es como un cristal, que si se pone al sol refleja todos los colores de la vida, o como un hilo brillante que te sujeta a algo, y aunque no puedas verlo, o comprenderlo, siempre está ahí” - parecería ser la linfa misma de la vida.

La novela está editada en Cuba: Editorial Capiro, Santa Clara,(2014).
Madrid:  Editorial Barco Ebrio (2013) , Edición Digital.

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