22 de mayo de 2018

La Metamorfosis

Nacer desnudo en política promete.Buena jugada en principio, pero en política las transformaciones son inevitables, y las jugadas convertirse en jugarretas si el neonato no sabe a dónde se encamina.
Primera y definitoria jugarreta, a ojos vista, fue el salto de escaño: del autonómico al nacional.De ahí, y en adelante es un no parar de transformismo político del que nació sin ropas.El problema no es de vestuario, tampoco colores, ni símbolos patrios.

Nacer desnudo en política obliga.

Obliga a encarar vientos y tempestades a fuerza de epidermis con ideas claras.Ideario a flor de piel es una bonita imagen para una obra de arte, pero no tanto para una carrera política que a fuerza de bandazos de derecha a izquierda - y más viceversa-, se va travistiendo con una indumentaria que no esconde lo feo, y tampoco el origen de una nacimiento falso.


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