26 de noviembre de 2008

Dos SaLTiTos NaDa BrillAnTeS.


Del séptimo puesto del ajedrez cubano en Calviá 2004 al puesto 23 en Dresde 2008, pasando por el 16 de Turín 2006, ya me dirán ustedes para dónde va el Ajedrez cubano en las Olimpiadas de este deporte.

Decían, y dicen las cifras del Elo, que el equipo de este año, era el más fuerte de todos los tiempos, ¡ay amigos!, pero el ajedrez no es estadística aplicada.

A mí personalmente me han decepcionado un montón pues a todos estos jugadores se les ve ganar torneos y más torneos en Europa, donde se llevan una pasta que ya quisieran otros cubanos, viven del ajedrez en el estricto sentido de la palabra como no vive ningún otro deportista cubano en la isla, y mucho menos los médicos, ingenieros o simplemente el obrero cubano de a pie. Es obvio que la locomoción aérea en Cuba lleva una marca de privilegios clasistas, es la casta de los adinerados protegidos, o por lo menos no interferidos en su avatar por el mundo, por parte del gobierno de La Habana siempre y cuando se dejen abanderar por dicho gobierno.

Podría llenar esto ahora mismo de números, pero ya eso lo hace la prensa oficial cubana que siempre encuentra en estos eventos oportunidades para autoproclamarse como el faro de América Latina, a mí me place más contarles que como América es una del Bravo a la Patagonia, el equipo norteamericano quedó con la medalla de bronce y fue el primer rival que no pudieron superar los cubanos cayendo en su match particular 2 ½ a 1 ½. Después los cubanos cayeron ante Rusia aplastantemente 3 ½ a ½, y finalmente ante Bielorrusia 3 a 1. Todos esos equipos como es lógico imaginar quedaron ubicados en el ranking por delante de los cubanos. Pero por delante de los cubanos también quedó Viet Nam con su honorable noveno puesto, y ahí sí hubo guerra dura y pura, entonces no me vengan con cuentecitos politiqueros para enmascarar lo que a todas luces vienen siendo el retroceso del Ajedrez en Cuba, otra señal más de que la isla da un paso para alante y tres para atrás, como les decía: saltitos nada brillantes.

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