4 de marzo de 2008

El LoCo dE La MaTa dE Coco

Bueno lo de adicto a la Libertad es comprensible porque antes fui cubano, y ahora también que quede claro, pero lo de La MaTa dE CoCo es otra historia, más actual por cierto, más cercana al exilio. Y mis amigos dirán: pero Juan ¿te has vuelto loco ? ¿ qué tiene que ver una MaTa dE CoCo (alias cocotero) con el Norte de España donde ahora vives ? Pues mire usted sí tiene, tiene que ver y mucho.

Resulta que mi primer trabajo acá fue de jardinero. Pero no jardinero de Cuba, no, ¡ jardinero de verdad ! En el jardín de un chalet con casa de criados aparte, grandes árboles de magnolias, laureles (no falsos laureles porque los de Cuba son falsos laureles, que eso lo aprendí en la universidad allá), sauces llorones, y hortensias, muchas y gigantescas hortensias, azules y rosadas , las que más. Los árboles al centro de una parcela de tierra, las hortensias de cerca imaginaria protegiendo una hierba fina, finísima, que era mi contenido de trabajo en sí.Nada de machete, como Juanito que lo vi doblado más de 15 años, con su garabato en la otra mano y dejando la hierba fina como de segadora, sí señor, eso fue en Cuba.

Pues nada, mi trabajo era mecanizado, que para algo estamos en el siglo XXI, ¿ verdad ?, (pobre Juanito), a unos cuantos años con ventajas por la revolución industrial. Y todo era muy cómodo, chévere, la verdad. Con el dinero de mi trabajo, una vez a la semana iba a comprar los féferes o víveres como decimos los cubanos, acá llaman recados a todo eso; santo y bueno, más bueno aún por el aquello de que quien no trabaja no come, y por eso mismo me encontré con los cocos en el supermercado, -que les digo- me quedé alelado cuando los vi, y también con el plátano macho, las chirimoyas, los mangos, las malangas, la yuca, el boniato, los aguacates, el tamarindo, el níspero y el melón que acá le dicen sandía.

Desde ese día se me metió en la chola sembrar una MaTa dE CoCo.

Trabajo fue el que pasé para encontrar el lugar apropiado en aquel jardín para mi soñada mata, sobre todo para que tuviera sol siempre, como en el trópico. Y después las negociaciones con el dueño del chalet.Entré con el discurso de la belleza del cocotero: erguido, cargado de frutos, y siempre verde al viento sus penachos, también por su exotismo -pues ya sabe usted señor José María que no hay ni uno solo en cien leguas a la redonda-. El hombre con amplia sonrisa respondió: pruebe usted, a ver cómo...Y para no alargar más la historia, sembré la MaTa dE CoCo.

Ya no trabajo allí, pero de vez en cuando visito el lugar donde crece el cocotero y también mi añoranza de que alguna vez pueda subirme a la MaTa dE CoCo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

COKITOPRIETO:
Gracias Juan Sin Tierra, exiliada y cubana, como tú, y también con el inmenso placer de haber conocido a ese "Juanito" personalmente....gracias por lograr emocionarme y gracias por compartir contigo las añoranzas por los cocoteros.
Un día podremos subirnos a ellos,y ese dia será cuando nuestro país sea el jardin nuestro y de cada uno de nosotros los exiliados.

Anónimo dijo...

Muy emocionante y bonito, no soy exiliada pero estoy fuera de Cuba, y TAMBIEN EXTRAÑO LOS COCOS, GRACIAS

Anónimo dijo...

COKITOPRIETO.
Hola amiga "no exiliada"...para los que estamos lejos de los cocoteros será una meta volver a a verlos. UN ABRAZO CUBANO

y con alias. dijo...

Hola Muchachona, que como no estás en Cuba ahora, ahí te dejo un canto a La Habana.
¡Cuídate Mucho! y que disfrutes la música y las fotos.

Márian dijo...

Mata dE CoCo, tu relato de cómo te empeñaste en tener nu cocotero en el norte de España es simpatiquísimo. Me encanta esa naturalidad con la que escribes. Un saludo de otra isleña ( de canarias)

y con alias. dijo...

Gracias Canaria, esto lo voy escribiendo para entretener la nostalgia.
gracias de corazón.

mis saludos