24 de marzo de 2008

TraSHuMancIAs VeRbALeS

No les voy a negar que a uno se le pegan palabras, frases y dichos del lugar donde vive. Y no lo puedo negar porque hasta en la tierra mía suceden esas cosas. Recuerdo que acabadito de llegar a La Habana, y camino a la beca universitaria, donde vivíamos, le dije a una compañera: -espérame en la esquina que voy a la tienda a comprar una telera de pan-. Aquella frase hizo historia y fue así porque en La Hababa a la tienda donde se compran los víveres le llaman "bodega", y porque a la barra larga y gruesa de pan le dicen "libra", ¡fíjese usted!, el choteo con la telera de pan comprada en la tienda de la esquina duró cinco años.
Pero bueno, después viví más de veinte años en la urbe capitalina, sí señor, para atrás ni para coger impulso, y aunque todos los años volvía a mi pueblo, nunca metí la pata con frases habaneras, sin embargo siempre llamó mi atención que me trataran como a un extraño por aquello de dar los Buenos Días o las Muchas Gracias. El pueblo donde nací es de gente ruda: pescadores y campesinos, ¡figúrese usted!, pero después que uno emprende el camino a la civilización no hay quien le haga dar marcha atrás. Los buenos modales no son poca cosa, y para una vez que se tienen, dejarlos de usar así como así, no se consigue.
Ahora mismo volvería a La Habana como bicho raro porque allí la urbanidad se ha ido poco a poco, como si se tratara de un exiliado más. No se saludan las personas en las calles, ¡qué va!, si están que arden, entre el sol, las calamidades y las consignas a marcha forzada, ha emigrado hasta la cubanidad (es la gracia criolla o el don que Dios nos ha dado para hacer de tripas, corazón; o al mal tiempo, buena cara, y de la tragedia un canto).
Pues así las cosas, ahora mismo las que están en mi vida son las "trashumancias verbales" a lo asturiano como el "sí ho" más la pregunta bilingüe "¿qué pinga ye?", y hasta ahí, porque eso de "ñeña", "güelo", "no home no" y "muyer" no suenan bien en la boca de un cubano.
Sin embargo amigos míos, en el segundo trabajo fui a parar a una cocina de un "chigre"(sí porque el lugar está cutre, pero cutre a la antigua) aunque el dueño insista en llamarle sidrería. En esa cocina entré a fregar platos, sin más aspiraciones, pero ahí mismo estuvo el problema desde el primer día, querían que fregara platos y "algo más" (no sabía que trabajaría más y me pagarían igual). Así que no tuve otro remedio que hacer mis maromas en la cocina, de ayudante para empezar.
Y el principio fue por la palabras, como siempre. Aprender que al cucharón le dicen "garcilla", que el "hervidor" es un jarro, que el "caldero" es un cubo, etc, etc, etc. Con los alimentos otro tanto: el ají es "pimiento", los frijoles son "fréjoles"(díga usted el acento), las papas son las "patatas", y cuando decía papitas fritas resultaba hilarante.
Las aprendí todas, también a cocinar, y en los días de fiesta, vacaciones de Semana Santa o en el verano, este cubano estaba integrado como el que más. Lo curioso fue oir a la cocinera, un Viernes Santo, que me decía: -apura, apura, ve al almacén y trae un ají

15 de marzo de 2008

12 de marzo de 2008

EnTreVisTA a PeDRo L.FeRReR-2008



"lo grabamos en La Habana, mientras Pedro Luis Ferrer estaba terminando su último disco. Se acabó de grabar y editar en España durante su gira por Europa (...). Creemos que el documental es una mirada muy sincera a la vida y el pensamiento de este importante músico cubano, y a las ideas que han llevado a que su música no se escuche por los medios de difusión oficiales (...). Ha sido muy duro y complicado (aún lo es) todo el proceso de producción (...) es una realización completamente independiente, y creemos que se notará en todo..."

Fuente: Entrevista concedida por los videastas Waldo Capote y Armando Guerra a CanalDocumental. Más info en http://www.canaldocumental.tv/

4 de marzo de 2008

El LoCo dE La MaTa dE Coco

Bueno lo de adicto a la Libertad es comprensible porque antes fui cubano, y ahora también que quede claro, pero lo de La MaTa dE CoCo es otra historia, más actual por cierto, más cercana al exilio. Y mis amigos dirán: pero Juan ¿te has vuelto loco ? ¿ qué tiene que ver una MaTa dE CoCo (alias cocotero) con el Norte de España donde ahora vives ? Pues mire usted sí tiene, tiene que ver y mucho.

Resulta que mi primer trabajo acá fue de jardinero. Pero no jardinero de Cuba, no, ¡ jardinero de verdad ! En el jardín de un chalet con casa de criados aparte, grandes árboles de magnolias, laureles (no falsos laureles porque los de Cuba son falsos laureles, que eso lo aprendí en la universidad allá), sauces llorones, y hortensias, muchas y gigantescas hortensias, azules y rosadas , las que más. Los árboles al centro de una parcela de tierra, las hortensias de cerca imaginaria protegiendo una hierba fina, finísima, que era mi contenido de trabajo en sí.Nada de machete, como Juanito que lo vi doblado más de 15 años, con su garabato en la otra mano y dejando la hierba fina como de segadora, sí señor, eso fue en Cuba.

Pues nada, mi trabajo era mecanizado, que para algo estamos en el siglo XXI, ¿ verdad ?, (pobre Juanito), a unos cuantos años con ventajas por la revolución industrial. Y todo era muy cómodo, chévere, la verdad. Con el dinero de mi trabajo, una vez a la semana iba a comprar los féferes o víveres como decimos los cubanos, acá llaman recados a todo eso; santo y bueno, más bueno aún por el aquello de que quien no trabaja no come, y por eso mismo me encontré con los cocos en el supermercado, -que les digo- me quedé alelado cuando los vi, y también con el plátano macho, las chirimoyas, los mangos, las malangas, la yuca, el boniato, los aguacates, el tamarindo, el níspero y el melón que acá le dicen sandía.

Desde ese día se me metió en la chola sembrar una MaTa dE CoCo.

Trabajo fue el que pasé para encontrar el lugar apropiado en aquel jardín para mi soñada mata, sobre todo para que tuviera sol siempre, como en el trópico. Y después las negociaciones con el dueño del chalet.Entré con el discurso de la belleza del cocotero: erguido, cargado de frutos, y siempre verde al viento sus penachos, también por su exotismo -pues ya sabe usted señor José María que no hay ni uno solo en cien leguas a la redonda-. El hombre con amplia sonrisa respondió: pruebe usted, a ver cómo...Y para no alargar más la historia, sembré la MaTa dE CoCo.

Ya no trabajo allí, pero de vez en cuando visito el lugar donde crece el cocotero y también mi añoranza de que alguna vez pueda subirme a la MaTa dE CoCo.